Saneamiento hídrico y calefones solares, un proyecto de ingenieros de la UNLP
Profesionales y alumnos de Ingeniería Hidráulica construyen un sistema alternativo para el tratamiento de líquidos residuales en un comedor infantil del barrio Romero Campo. Además, desarrollan un calentador de agua para ducha con botellas de plástico, latas de aluminio y cajas de tetra brik. El objetivo es capacitar a los vecinos para que puedan replicar los módulos en sus viviendas
Para mitigar el frío del invierno, una ducha de agua caliente resulta tan necesaria y reconfortante como un buen plato de comida. Sin embargo, muchos hogares vulnerables de la ciudad de La Plata carecen de servicios básicos, como el acceso al gas natural. Ante este escenario, docentes y alumnos de la Facultad de Ingeniería de la UNLP construyen un calefón solar con materiales reciclados. El dispositivo será instalado en un comedor infantil de la localidad de Melchor Romero. Además, desarrollan un sistema alternativo y ecológico para el tratamiento de aguas residuales. El objetivo es capacitar a los vecinos para que puedan replicar los módulos en sus viviendas.
El proyecto se denomina "ConstruIRAS" y combina la idea de realizar construcciones, desde la ingeniería, con la sigla IRAS, que significa Instalaciones Replicables Alternativas Sostenibles. El nombre tiene una segunda intención que es la de hacer algo por "el otro". La iniciativa es llevada adelante por integrantes de la Unidad de Investigación, Desarrollo, Extensión y Transferencia (UIDET) Hidrología, que depende del Departamento de Hidráulica. Los destinatarios son los niños que concurren a la "Copa de Leche Los Pibes", ubicada en el barrio Romero Campo (delimitado por las calles 516 y 516 bis, y de 161 a 167, sobre las vías del ferrocarril, Ramal La Plata - Brandsen). Allí asisten regularmente unos 180 chicos.
El ingeniero hidráulico Enrique Angheben, director del proyecto, mencionó que la iniciativa es la continuidad de un trabajo desarrollado en el año 2015, que consistió en diversas actividades para contribuir al saneamiento hídrico del barrio. El especialista recordó que, en un principio, se acercaron para ver si era una zona inundable, como sucede en otros puntos de la ciudad. Sin embargo, a partir de una encuesta y un relevamiento territorial, pudieron determinar que había otras problemáticas, como la contaminación del agua de consumo (que fue corroborado por un análisis del "Taller de Aguas" de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP), las condiciones de higiene y el destino de los efluentes domiciliarios.
Frente al problema de la contaminación del agua, los profesionales y alumnos elaboraron campañas de difusión y concientización mediante la entrega de folletos y brindando charlas informativas a los vecinos.
Por otro lado, se realizó un estudio bacteriológico del agua de las zanjas. Para ello contaron con la colaboración del Instituto de Limnología "Dr. Raúl A. Ringuelet" (ILPLA-CONICET). "Decidimos desarrollar un sistema de tratamiento para mejorar la calidad de los líquidos residuales. Vimos que muchas veces los niños están expuestos por jugar en los alrededores de las zanjas. Además de que el agua se infiltra y contamina las napas", afirmó el ingeniero.
Pensando también en la higiene de los chicos, y en las dificultades para calentar agua, surgió la propuesta de realizar un calentador solar. De ese modo, se busca disminuir el consumo de garrafas y la quema de leñas o carbón.
Alternativas económicas
La alumna Guadalupe Jaca Pozzi, integrante del grupo de Extensión, indicó que para construir el calefón solar se utiliza la metodología implementada por la organización Sumando Energías. Se trata de un equipo de arquitectos e ingenieros expertos en energías renovables que brinda capacitaciones en diferentes lugares del país. En estos talleres, en los que extensionistas de Ingeniería han participado, se involucra a las propias familias en el proceso constructivo para que puedan aprender los conceptos y encargarse luego del mantenimiento de los módulos.
Para construir el calefón se utilizan latas de aluminio, cajas de tetra brik y telgopor, que sirven como método de aislación. Esto se recubre con botellas de plástico, lo que hace que se produzca el fenómeno de efecto invernadero. Además, se colocan en el dispositivo caños pintados de negro para absorber mejor la radiación solar.
El sistema funciona por el efecto termosifón. Esto significa que el agua, al calentarse en la parrilla del colector, empieza a subir hasta un tanque (de plástico) y llega a una temperatura por encima de los 40°. El agua sale por un sistema de cañerías a través de la ducha.
Para la conservación del agua se requiere de un tanque de 50 litros. Puede conservar la temperatura por tres días. "Tenemos que ver cómo lo incorpora la gente. La instalación tiene que ser de bajo costo. Y hay desafíos interesantes desde la ingeniería para ir resolviendo, como los problemas de presión de agua", agregó Angheben.
En cuanto a la planta de tratamiento de líquido residual, el ingeniero explicó que se trata de un lecho filtrante que se construye bajo tierra con piedras y arena. A través de este sistema, el agua que llega de la cocina con restos de detergente, jabón y aceite, entre otros desechos, pasa a la zanja de manera filtrada, con un nivel más bajo de contaminantes. También es necesaria la construcción de una cámara séptica.
"Antes de comenzar con este desarrollo, la etapa previa fue instalar en el comedor una mesada con una bacha y una canilla para el agua de red. Hicimos esta instalación porque necesitábamos saber cuál era el caudal diario o semanal que utilizaban, para poder calcular las dimensiones del lecho", detalló Angheben.
El ingeniero mencionó que en el comedor trabaja una cooperativa y que la idea es que sus miembros, junto a los vecinos, puedan aprender la construcción del lecho filtrante y les sirva como una capacidad a ofrecer. "Se puede replicar a nivel domiciliario o en asentamientos, incorporando tres o cuatro casillas y hacer un solo lecho. Resolvería el problema muy bien", aseguró.
Del proyecto participa la ingeniera María Mercedes del Blanco, como co-directora. Además, cuentan con la colaboración del Grupo de Trabajo Barrial (GTB), que es un equipo interdisciplinario de estudiantes de la UNLP que asiste al comedor todos los sábados a brindar diversos talleres.